"Nacer al universo" by Charlie Suárez |
Desaparecer
ya no creo en la belleza
porque se fue.
cuerpo roto, amor seco y los pájaros,
los grillos, las ranas, los sapos
y sus sinfonías,
todo eso
es
lo único que tengo
cuerpo roto, descabezado
descorazonado,
todos los hombres se volvieron barro
y después de la tormenta
él intentaba sacarse los vidrios
incrustados en su cuerpo y su boca
y la sangre que pintaba sus labios
y el sol
secó la tierra
y las grietas invadieron, rajaron
a los seres del barro
todos, por un instante, parecieron estatuas
que el viento destrozó.
él se mantuvo en pie,
siempre contra la corriente
haciendo cualquiera, siempre
yo permanecí mirando aquello
en lo que se había convertido,
era espantoso, sobrenatural, mutante
y lo miré con asco, quería saber
quería poder verlo desaparecer,
su cara, su cuerpo y su voz, poco a poco,
se iban desvaneciendo;
lo primero que se le quebró
fue su brazo izquierdo
luego su mano derecha
su nariz, sus orejas,
sus piernas
me encontré petrificado
como si no me importara ver
como se desmoronaba y caía a pedazos
frente a mi
y no hice nada,
sólo verlo desaparecer.
me senté en un escalón, cerca,
su cuerpo era una escultura
que el tiempo rompió,
sólo quedaba en pie su torso de barro
que, a los pocos segundos, desde su corazón una grieta
lo partió en dos
la mitad izquierda sucumbió despedazándose al caer
la parte derecha de aquel torso erguido pero tambaleando,
sostenía
su cabeza, o lo que quedaba de ella
su boca y su mentón se desprendieron y rompieron contra
el piso
junto a las demás partículas de polvo en las que se iba
convirtiendo.
yo esperaba
un milagro, esperaba un Dios
un ángel, un espíritu santo, algo bendito, algo que lo
rescate
pero esta vez no hubo salvación;
la mitad restante de su torso estalló en el aire
en mil rayos
y humo de colores y polvo de colores
su cabeza fue lo último en caer,
quedó suspendida en el aire por un instante,
y, fragmentándose contra las piedras del suelo, murió. reventó.
cuando lo vi desaparecer por completo,
sentado en el suelo y sin voluntad, miré mis manos
desde las puntas de mis dedos
se empezaba a expandir una especie de tinta china
que me tatuaba el color negro por dentro y se esparcía
por todo mi cuerpo,
era de noche
y noté que yo, también,
estaba
desapareciendo.
llovió
feroz,
atroz y
violentamente,
me da igual,
ya no creo en la pureza
porque se fue.
Charlie Suárez
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